El Partido Obrero llama a los trabajadores a dar la espalda al acto oficialista convocado para el miércoles próximo y a rechazar también el lock out nacional llamado por las entidades patronales del agro para el mismo día. Todo lo que contribuya al vaciamiento y al fracaso de una y otra convocatoria servirá para impedir que se agrave, en perjuicio de la mayoría del pueblo, una crisis motivada por una pelea entre capitalistas. Ninguna de las dos convocatorias tendrá la capacidad de reflejar una mayoría popular y servirá por eso como pretexto para alentar salidas de fuerza y golpistas.
Los grupos capitalistas en pugna pelean por una tajada de la enorme renta que deja la explotación del trabajo agrario, por un lado, y el brutal encarecimiento de los alimentos que promueven los especuladores internacionales, por el otro. De un lado se pretende llenar con retenciones las arcas fiscales para pagar la deuda externa y para el subsidio de la ‘burguesía nacional', del otro lado para desarrollar un capitalismo agrario de los Monsanto, Cargill, Dreyfuss, Repsol, Nidera, Molinos, Aceitera General Deheza, Cresud, Grobocopatel, para citar solamente a algunos.
El Partido Obrero denuncia la expulsión de campesinos, la contaminación del suelo y la superexplotación de los obreros por parte del capital sojero, así como el saqueo de la riqueza nacional de los capitales que apoyan al gobierno (y que no pagan retenciones a la exportación) en la minería, la industria automotriz, la pesca, los frigoríficos, la siderurgia (Techint), el aluminio (Aluar), el transporte (los Taselli) y la energía (Pampa Holding, Grupo Eskenazi). El Partido Obrero plantea la nacionalización del comercio exterior, de los puertos privatizados y de los pulpos agrarios para que la riqueza creada se aplique a la industrialización del país y a elevar las condiciones de vida de las masas trabajadoras. Exigimos el cese del pago de la deuda externa usuraria, que crece en la misma medida que se va pagando. Exigimos la apertura de los libros de las grandes empresas que acaparan la parte del león de la riqueza social para que sean sometidas al control social.
El apoyo que recoge el movimiento de la patronal agraria en diferentes lugares del país pone en evidencia el carácter impopular del gobierno que se autoproclama ‘nacional y popular', responsable de la carestía de la vida, la superexplotación laboral, los techos salariales, el hundimiento de la salud y la educación, y las tentativas de regimentar las organizaciones populares por medio de burocracias cooptadas o burocratizadas. Denunciamos la alianza de la Federación Agraria con las cuevas de terratenientes como la Sociedad Rural.
La crisis ha asumido un carácter abiertamente político. El vicepresidente Cobos habría decidido renunciar, destruyendo los últimos escombros de una ‘concertación' que se pretendió ‘plural'. El desabastecimiento ha llegado a su punto más alto con la falta de naftas. Se diseñan las conspiraciones golpistas de uno y otro lado. El gobierno (y sus secuaces del piqueterismo trucho y la burocracia sindical de la CGT y la CTA) ha montado una seguidilla de provocaciones, que van desde sus tropas de choque, la movilización de la gendarmería y hasta el aliento de ‘contra lock outs' de transportistas, para favorecer una mayor concentración de poder y una suerte de dictadura civil. Desde las filas del gobierno se lo alienta a llamar a un plebiscito, incluso a sabiendas de que sería un desconocimiento formal del mandato de la Presidenta en funciones, o sea un autogolpe. Desde la oposición patronal y sus secuaces (incluso de izquierda) se impulsa una convocatoria del Congreso para oponerlo al poder ejecutivo, lo cual exigiría el concurso de los gobernadores y dirigentes peronistas que están rompiendo con el kirchnerismo. El Partido Obrero denuncia el golpismo de ambos bandos en disputa y destaca esta nueva manifestación de la incapacidad de la burguesía nativa para gobernar en términos constitucionales o democráticos. Abajo el autogolpe autoritario y abajo el golpismo falsamente parlamentario o democrático.
Sobre la base de esta denuncia, el Partido Obrero llama a todos los luchadores obreros, sociales y estudiantiles a desarrollar una intervención independiente de la clase obrera y la juventud, para derrotar, en definitiva, a ambos bloques patronales y sus tentativas golpistas. La reanudación del ‘diálogo' es una consigna para descargar la responsabilidad de la crisis sobre el adversario y engañar al pueblo sobre las intenciones políticas reales de unos y otros. Semejante ‘diálogo' solamente servirá para agravar la crisis o para sellar un compromiso que deberá pagar una mayoría de trabajadores. En oposición a la consigna engañosa del ‘diálogo' impulsamos una intervención independiente de los trabajadores para que la salida a la crisis sea decidida con la participación autónoma de la clase obrera del campo y de la ciudad, de los campesinos sin tierra y de la clase media explotada. Que las burocracias de la CGT y de la CTA dejen de invocar una representación obrera que no tienen en la presente crisis y que los sindicatos organicen asambleas en los lugares de trabajo para recabar mandatos de las bases para luchar contra el golpismo y el autogolpismo.
En oposición al contenido capitalista de los bandos en pugna y en oposición a sus intenciones y metodologías golpistas planteamos la unidad de los obreros de la ciudad y del campo.